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sábado, 8 de diciembre de 2012

Luis Valle Goicochea: tras las huellas del hermano ausente

Por Nivardo Córdova Salinas / nivardo.cordova@gmail.com
Ver la versión impresa publicada por el diario "La Industria" de Trujillo, domingo 2 de diciembre de 2012
Acaba de salir a la estampa el libro “Hilvanes: poemas & crónicas. 1926-1952" (Lima, Hipocampo Editores, 2012), editado por el Dr. Chrystian Zegarra en base a compilación realizada por Luis Valle Cisneros, sobrino del poeta Luis Valle Goicochea (La Soledad, Parcoy, 1908 – Barrios Altos, Lima, 1953).

Hilvanes: poemas & crónicas. 1926-1952” (2012), de Luis Valle Goicochea.

Poeta, narrador y periodista. Una vida trágica consagrada a Dios y a la literatura. Tres nuevos libros suyos reúnen su hasta hoy desconocida obra periodística y narrativa, colocándolo a la vanguardia de los escritores liberteños en el mundo.

En agosto del próximo año 2013 se cumplirán sesenta años de la muerte física del poeta liberteño Luis Valle Goicochea (La Soledad, Parcoy, 1908 – Barrios Altos, Lima, 1953), cuya obra poética, narrativa y periodística se ha consolidado, por derecho propio, en una de las más altas cimas de la literatura peruana contemporánea. Y no es una afirmación caprichosa o una mera opinión personal, sino que es el juicio unánime de sus lectores y estudiosos críticos, amparados en la trascendencia estética y humana de sus composiciones escritas. Si la vida y la obra de un escritor son las dos caras de la misma moneda, no es de extrañar que la tragedia de su vida haya alimentado el mito. Pero allí esta su obra publicada y las nuevas reediciones, compilaciones críticas tanto en el Perú como en el extranjero.
Lo digo y lo sostengo: Luis Valle Goicochea es uno de los escritores liberteños más universales, más entrañables, junto con los ya mundialmente conocidos César Vallejo y Ciro Alegría, así como otros pesos pesados ya fallecidos pero que va en ascenso: Leoncio Bueno, Rogelio Gallardo, Elio Otiniano y José Watanabe. Debo aclarar que me estoy refiriendo ahora solo a los nacidos en el departamento de La Libertad (y debo añadir al gran narrador y periodista Teodoro Rivero-Ayllón), porque hay voces mayores como el gran poeta Marco Antonio Corcuera, que nació en Contumazá y vino a conquistar Trujillo a punta de versos y entrega absoluta al quehacer literario. Pido disculpas por los nombres que se quedan en el tintero.
Es lamentable, y seré muy enfático en esto, que todavía haya quienes afirmen –equivocadamente, a mi entender- que Luis Valle Goicochea es un “poeta menor” y un “escritor distrital”. Esto hay que denunciarlo porque es falso, aunque es menester aclarar que la poesía no es un concurso de egos sino un acto sagrado. Acaso algunos escritores me censurarán por lo que digo, pero el juicio de la Historia es implacable: la poesía de Valle es gran y auténtica poesía. Pero es necesario afirmar es que a Valle le ha sucedido lo mismo que al genial poeta limeño José María Eguren: la crítica lo ha circunscrito al ámbito de “poeta infantil”, poeta delicado e ingenuo. Difícil labor la de escribir para niños, pero ambos, Valle y Eguren, son escritores para todas las edades e incluso se puede afirmar que son poetas hondamente trágicos. Ese reduccionismo viene del éxito insuperable del primer poemario que publicó Valle: “Canciones de Rinono y Papagil” (1932), hermoso libro vinculado a la infancia en su pueblo de La Soledad, en el distrito de Parcoy, provincia de Pataz.

NUEVAS PUBLICACIONES DE LUIS VALLE GOICOCHEA
Tras la conmemoración del centenario del nacimiento de Luis Valle Goicochea en 2010 (hay que aclarar que siguen las discusiones sobre el año de su nacimiento; se habla de 1908, 1909 y 1910), la bibliografía “vallegoicocheana” se ha enriquecido con nuevos aportes, reediciones y compilaciones. Es triste decirlo pero ninguna de estas recopilaciones ha sido hecha en el departamento de La Libertad, sino en la capital del Perú: Lima. ¿No hay profeta en su propia tierra? Recordemos que la “obra poética completa” de Valle ha sido compilada en dos ediciones: “Obra poética” (Lima, Instituto Nacional de Cultura, 1974) y “La pared torcida” (Lima, Universidad Alas Peruanas, 2005).  Ambos libros reúnen todos los libros de poesía que publicó Valle en vida: “Las canciones de Rinono y Papagil (1932), “El sábado y la casa” (1934), “La elegía tremenda y otros poemas” (1936), “Parva” (1938), “Paz en la tierra” (1939), “Miss Lucy King y su poema” (1940), “Al oído de este niño” (1943), “Tema inefable” (1945) y “Jacobina Sietesolios” (1946).
Sin embargo, se sabía que Valle fue cronista periodístico y prosista de nivel: publicó una novela corta titulada “Los zapatos de cordobán” (1938) y una novela publicada por entregas diarias en el diario El Comercio de Lima titulada “El árbol que no retoña” (1952), entre otros relatos, diarios y escritos autobiográficos. Además Valle escribió precozmente desde los 17 años en el diario “La Industria” de Trujillo, luego en los diarios “El Comercio de Lima” y “El Deber” de Arequipa. Fue un gran periodista. Precisamente toda su obra literaria y periodística en prosa estaban archivadas en los diarios mencionados a la espera de ser recopiladas en libro, labor y esfuerzo que debemos agradecer a don Luis Valle Cisneros, sobrino del poeta Valle, que compiló todas la prosa literaria y los artículos de prensa que acaban de salir en dos sendos libros que son realmente una novedad bibliográfica porque aportan nuevas luces para el mejor entendimiento del “poeta de La Soledad” o “poeta sholano”.
El primero es “Los zapatos de cordobán: escritos en prosa 1928-1949” (Lima, Editorial San Marcos, 2012), que fue presentado al público el Trujillo en meses pasados. Este libro fue coeditado por Luis Valle Cisneros (quien realizó la compilación) y el poeta y crítico Dr. Chrystian Zegarra, quien realiza el estudio crítico. Es un libro sorprendente, donde Valle muestra sus abismos en sus estremecidos textos, escritos varios de ellos desde la angustia y la dipsomanía. Me hace llorar cuando escribe: “Comienzo a beber y vendo todas mis pertenencias a precios irrisorios…”. Pero la calidad y técnica ceden ante el sentimiento trágico de la vida. Este es el Valle que todos daban por “no habido”, pero que reaparece entero e invicto frente a la muerte.
De otro lado en noviembre acaba de salir a la estampa el libro “Hilvanes: poemas & crónicas. 1926-1952. (Lima, Hipocampo Editores, 2012), editado por el Dr. Chrystian Zegarra, quien tiene la hidalguía de reconocer que la compilación la realizó don Luis Valle Cisneros, quien –insisto- ha demostrado un amor y respeto profundo a la obra de su tío el poeta Valle Goicochea. En este libro se incluyen poemas de adolescencia y juventud, y se les pude aplicar el calificativo que Xandóval otorgó a la poesía de Vallejo: “trágicos y estremecidos como cosa que se ama o que se sufre”. Para muestra un botón, el poema “Adiós”: “Ya estoy sentado en la barca. Tanto pesó mi equipaje de ilusiones que tuve que dejarlo en la orilla. / Haré la travesía en la barca del Desencanto y no sé cuantos días estaré navegando. / La barca leva anclas. / Silencio interrumpido por el sordo grito del mar, y el correr de la cadena que arranca el ancla del fondo del Océano. / Me voy. / Hincha las velas la brisa de la madrugada. / He de irme, antes que nadie despierte. ¡Adiós! / ¡No sé cuántos días durará la travesía, ni cuándo volveré!”

FRAY LUIS VALLE: POETA FRANCISCANO
Un capítulo aparte en la biografía de Valle es su faceta mística y religiosa, marcada por su enclaustramiento voluntario como fraile y seminarista de la orden franciscana (estudió teología y quiso ser sacerdote) en el Convento de la Recoleta del Cusco, perteneciente a la Provincia Franciscana de los XII Apóstoles del Perú. Allí fue compañero del gran cantante lírico mexicano Fr. José Francisco de Guadalupe Mojica OFM, que abandonó los brillos de Hollywood, regaló su fortuna y decidió vestir el hábito sacerdotal en el Perú. Justamente Valle y el padre Mojica dirigieron la hermosa revista franciscana “Ensayos”, entre 1943 y 1944. Monseñor Federico Richter, Obispo emérito de Ayacucho fallecido el año pasado, también fue el compañero de estudios de ambos artistas.
Esta etapa, mencionada por los críticos y biógrafos de Valle, es quizás la menos conocida del poeta. Se tejen muchas leyendas y es sabido que Valle, a causa de su enfermedad adictiva, dejó el convento con lágrimas en los ojos pero siempre calzando la sandalia de pobreza y humildad. Me tocó el inmerecido honor de realizar una investigación en el Archivo Histórico San Francisco de Lima, conjuntamente con el director de esta entidad, Fr. Abel Pacheco Sánchez OFM, quien conoció al poeta Valle en el convento cusqueño. Juntos rescatamos ejemplares de la citada revista “Ensayos” (1944) y recopilamos poemas y prosas escritas por “Fr. Luis Valle Goicochea OFM” (Lima, Rimactampu Ediciones, 2010) publicación digital disponible en Internet en el link http://issuu.com/rimactampu/docs/poemas_franciscanos__lvg_version_final. El libro contiene incluso la versión facsimilar de los poemas de “Fray Valle”.
Tocamos muchas puertas en Trujillo rogando auspicios para publicar este libro en papel, pero al final todo quedó en promesas incumplidas. Solamente recibimos el apoyo y aliento de la familia Valle (otra vez nuestro amigo Luis Valle Cisneros) y de la Provincia Franciscana de los XII Apóstoles del Perú, la provincia madre de los franciscanos en América. En fin, nos queda la satisfacción de haber contribuido modestamente al conocimiento de quien con justicia es llamado “el poeta más franciscano y el más franciscano de todos los poetas”.

viernes, 2 de noviembre de 2012

Pintor Fernando Rivas Aquino, in memoriam

Fernando Rivas Aquino (Lima, 1954 - 2012) pintando al aire libre en Trujillo.

Ver pdf de edición impresa del artículo In memoriam, 
publicado en el diario La Industria de Trujillo
el domingo 4 de noviembre de 2012, pg B3

Fernando:
La vida es un tránsito hacia la medianoche
Sentados frente a un café en el centro de Lima me hablaste de tus sueños
El camino en ómnibus hacia tu hogar era siempre un pretexto para mirar los caminos desandados
Tu camisa bordada con corazones flores
Los viejos pinceles del asfalto
Tus colores / el paisaje de tu memoria
El recuerdo de tu madre llevándote de la mano hacia el Arte
Tu papá alistando el viaje definitivo
Tu hermana planchando los olvidos
Tus gafas, tu mandil, tu voz
 ("tu voz existe / anida en el jardín de lo soñado", como en el vals de Juan Gonzalo Rose)
Los balcones del Rímac detrás del río de tu infancia
La hora soñada
La hora más triste de tu partida
y Jack Kerouac diciendonos al oído:
"¿Qué decirle al amigo
ante la cara de los amigos
cuando es la hora melancólica de hacer maletas
y de inclinarse para partir?
Màs allá del escenario de nuestro desastre humano
lejos, lejos, en el nuevo aire que provee al mundo
¡Pobres corazones humanos, latiendo en todas partes!"

"Menúfares".
"Bodegón"


Retrato a lápiz de la señorita Daysi Vicuña Flores.


"Atardecer en Cajabamba", óleo de Fernando Rivas Aquino.
"Paisaje cajabambino".

"Plazuela El Recreo", imagen idílica de un Trujillo que se resiste a desaparecer.
Pintor Fernando Rivas Aquino (Lima, 1954-2012) en su atelier.

Artículo publicado el 4 de diciembre de 2010, con ocasión de la exposición "Sentimientos" realizada por Fernando Rivas Aquino (1954-2012) en la ciudad de Trujillo, Perú.

Por: Nivardo Córdova Salinas / nivardo.cordova@gmail.com / Fotos: Colección personal de Fernando Rivas Aquino

“Sentimientos” es el nombre de la décima exposición individual del pintor Fernando Rivas Aquino (Lima 1954), la misma que se inaugurará este viernes 10 de diciembre a las 11 am. en la sala de exposiciones “José Eulogio Garrido” de la Escuela Superior de Bellas Artes “Macedonio de la Torre” de Trujillo (ESBAT), ubicada en la Av. Húsares de Junín 1090.
Según explica el artista, quien es docente principal de la ESBAT en la especialidad de pintura, esta muestra es una retrospectiva de su obra pero que también contiene trabajos recientes, siempre en su estilo impresionista con temas naturalistas y paisajísticos. Además con esta muestra conmemora sus 25 años de trabajo profesional.
“Esta muestra la dedico a mis padres Arturo Rivas Romero y Sofía Aquino Vargas, quienes apoyaron desde mi infancia toda mi formación pictórica. Ellos me alentaron desde niño y soy pintor gracias a su influencia. Mi padre dominaba el dibujo técnico y mi madre era una apasionada de la artesanía. Fueron mis primeras influencias”, expresó el maestro.
Rivas Aquino recuerda que cuando tenía 10 años de edad se inició en el aprendizaje de las artes plásticas cuando sus padres decidieron matricularlo en el taller del maestro Julio Camino Sánchez. Posteriormente fue descubierto por Carlota Carvallo de Núñez (discípula de José Sabogal y Daniel Hernández), quien dijo alguna vez “este niño nació para ser pintor porque tiene una facilidad para el color”.
Desde entonces Rivas dedicó su vida a las artes plásticas y decidió ingresar a la Escuela Nacional de Bellas Artes de Lima, de donde egresó en 1985 como uno de los más destacados de su promoción. Entre sus maestros destacan el maestro Félix Rebolledo Herrera en dibujo y el maestro Leonel Velarde en pintura.
En 1994 Rivas Aquino llegó a Trujillo y se quedó impresionado por la belleza de la campiña mochera y de centro histórico. Años después, en 1999, ganó el primer lugar en el concurso público para una plaza docente y desde entonces es profesor de pintura en la ESBAT. Anteriormente ejerció la docencia en las escuelas de bellas artes de Huaraz, Cusco y Pucallpa.
Según opinión del pintor escocés John Mc Crum, por su técnica, cromatismo y composición, la pintura de Rivas sigue la línea estilística de los grandes maestros impresionistas como por ejemplo Van Gogh, Monet, Cezanne y Pissaro. “Colores bellos, gran técnica, como artista escocés debo reconocer que Fernando Rivas Aquino es un verdadero talento que debe ser apreciado por la gente”, señala Mc Crum. Asimismo el pintor peruano Juan Ortega escribió: “Óleos bien logrados que nos traen reminiscencias de Renoir”.


ARTISTA PERUANISTA Y ANTICONCEPTUALRivas se autodefine como un “obrero de la pintura”, pero además también ha incursionado en la filosofía del arte (estética) y en la reflexión crítica en torno a la función y esencia del arte en nuestra sociedad.
En la década del noventa, Rivas inició en Trujillo un debate público en defensa de la pintura frente a la proliferación del arte conceptual, a raíz de que en su opinión los principales concursos de arte y salas de exposiciones del país le estaban dando más preferencia a las obras “conceptualistas”, dejando de la lado a los artistas populares y los que abordaban temas peruanistas.
“Con estos parámetros, gustos y criterios se quiere dar preferencia a un minúsculo grupo de `conceptualistas´ que tratan de ser el non plus ultra de las artes en nuestro país. Los conceptualistas de videos, instalaciones y multimedia son en realidad las momias vivientes de la vieja Bauhaus de 1919, combinados con la retórica de la semiótica conceptualista de los años sesenta y setenta. Se trata de imponer un modelo cultural utilizado recursos económicos, propagandísticos, etc. para que con el eslogan de la modernidad, la tecnología, la globalización, puedan criticar, desprestigiar y destruir nuestra identidad cultural”, señala Rivas.
En ese sentido Rivas argumenta que “la identidad plástica en Trujillo comenzó con José Sabogal, Pedro Azabache y Eladio Ruiz, quienes desarrollaron una plástica de contenido nacional; a pesar de la campaña del silencio, de minimizarlos y destruirlos con el abstracto, la tecnología, el video, las instalaciones, la globalización. Pero la identidad peruana existe y existirá porque el arte se nutre de la fuerza espiritual de cada pueblo y nación”. (Por Nivardo Córdova Salinas)
INFORMACIÓN DE CONTACTO CON EL PINTOR FERNANDO RIVAS
Teléfono en Lima: 01-3878982
Celular: 986183954
(Preguntar por la Sra: Irene Rivas, hermana del pintor).

lunes, 8 de octubre de 2012

"Solo para fumadores" de Julio Ramón Ribeyro (dos fragmentos al azar)

Julio Ramón Ribeyro (foto: julioramonribeyro.blogspot.com)

“Ocurrió que un día no pude ya comprar ni cigarrillos franceses —y en consecuencia leer mis cartas—, y tuve que cometer un acto vil: vender mis libros. Eran apenas doscientos o algo así, pero eran los que más quería, aquellos que arrastraba durante años por países, trenes y pensiones y que habían sobrevivido a todos los avatares de mi vida vagabunda. Yo había ido dejando por todo sitio abrigos, paraguas, zapatos y relojes, pero de estos libros nunca había querido desprenderme. Sus páginas anotadas, subrayadas o manchadas conservaban las huellas de mi aprendizaje literario y, en cierta forma, de mi itinerario espiritual. Todo consistió en comenzar. Un día me dije: "Este Valéry vale quizás un cartón de rubios americanos", en lo que me equivoqué, pues el bouquiniste que lo aceptó me pagó apenas con qué comprar un par de cajetillas. Luego me deshice de mis Balzac, que se convertían automáticamente en sendos paquetes de Lucky. Mis poetas surrealistas me decepcionaron, pues no daban más que para un Players británico. Un Ciro Alegría dedicado, en el que puse muchas esperanzas, fue solo recibido porque le añadí de paso el teatro de Chejov. A Flaubert lo fui soltando a poquitos, lo que me permitió fumar durante una semana los primitivos Gauloises. Pero mi peor humillación fue cuando me animé a vender lo último que me quedaba: diez ejemplares de mi libro Los gallinazos sin plumas, que un buen amigo había tenido el coraje de editar en Lima. Cuando el librero vio la tosca edición en español, y de autor desconocido, estuvo a punto de tirármela por la cabeza. "Aquí no recibimos esto. Vaya a Gilbert, donde compran libros al peso". Fue lo que hice. Volví al hotel con un paquete de Gitanes. Sentado en mi cama encendí un pitillo y quedé mirando mi estante vacío. Mis libros se habían hecho literalmente humo” (Julio Ramón Ribeyro, "Solo para fumadores".)

* * *

“Me dije que, según Empédocles, los cuatro elementos primordiales de la naturaleza eran el aire, el agua, la tierra y el fuego. Todos ellos están vinculados al origen de la vida y a la supervivencia de nuestra especie. Con el aire estamos permanentemente en contacto, pues lo respiramos, lo expelemos, lo acondicionamos. Con el agua también, pues la bebemos, nos lavamos con ella, la gozamos en ejercicios natatorios o submarinos. Con la tierra igualmente, pues caminamos sobre ella, la cultivamos, la modelamos con nuestras manos. Pero con el fuego no podemos tener relación directa. El fuego es el único de los cuatro elementos empedoclianos que nos arredra, pues su cercanía o su contacto nos hace daño. La sola manera de vincularnos con él es gracias a un mediador. Y este mediador es el cigarrillo. El cigarrillo nos permite comunicarnos con el fuego sin ser consumidos por él. El fuego está en un extremo del cigarrillo y nosotros en el opuesto. Y la prueba de que este contacto es estrecho reside en que el cigarrillo arde, pero es nuestra boca la que expele el humo. Gracias a este invento completamos nuestra necesidad ancestral de religarnos con los cuatro elementos originales de la vida. Esta relación, los pueblos primitivos la sacralizaron mediante cultos religiosos diversos, terráqueos o acuáticos y, en lo que respecta al fuego, mediante cultos solares. Se adoró al sol porque encarnaba al fuego y a sus atributos, la luz y el calor. Secularizados y descreídos, ya no podemos rendir homenaje al fuego, sino gracias al cigarrillo. El cigarrillo sería así un sucedáneo de la antigua divinidad solar y fumar una forma de perpetuar su culto.” (Julio Ramón Ribeyro, "Solo para fumadores".)

domingo, 16 de septiembre de 2012

Pintor Mario Sierra Talaverano, discípulo del artista Víctor Humareda


Por Nivardo Córdova Salinas / nivardo.cordova@gmail.com
Publicado en el suplemento Semana del diario "El Tiempo" de Piura, págs 20-21

Lo conoció en la habitación 283 del “Lima Hotel”, en La Parada, donde el pintor Víctor Humareda Gallegos (Lampa, 1920 – Lima, 1986) tuvo su casa-taller desde 1955 hasta su muerte. Mario Talavera, trabajaba allí como ayudante de lavandería y terminó siendo no solo amigo sino uno de los más aplicados alumnos del genial pintor puneño. Este es su testimonio personal.

Mario Sierra, "único heredero del sillón de Sócrates” de su amigo y maestro el pintor Víctor Humareda.
Foto: Luz María Bedoya (Archivo personal Mario Sierra Talaverano)
“Humareda en su taller”, óleo de Mario Sierra Talaverano.
 Nótese el uso del color y la composición.
Mario Sierra Talaverano (1948) nació -"con el arte en la sangre", nos dice- en el pintoresco pueblo de Uranmarca (Andahuaylas, Apurímac) en el seno de la familia que fundaron los esposos Jorge Sierra Cochachi y Narcisa Talaverano Quesada. Sus primeros recuerdos son los colores intensos del cielo, la gama policromada de la cordillera de los Andes, los trajes típicos y las máscaras festivas, En ese recuerdo, los arpegios parecen venir de un arpa sideral.
Siempre me gustó dibujar. Nací con esa afición. Cuando recuerdo esa época siempre me veo a mí mismo dibujando en el colegio”. En la infancia lo enviaron de Uranmarca hacia el pueblo andahuaylino de Uripa donde se matriculó para estudiar la primaria en el Núcleo Campesino de Uripa. Allí ocurrió un incidente trágico que marcó su vida de artista autodidacto: “Por apoyar en las tareas de dibujo a una de mis compañeras, el profesor me expulsó del plantel”. La vida lo empezaba a golpear, mucho más que los heraldos negros del poema de Vallejo.
Pero no se amilanó ante ese episodio infeliz. Mario Sierra decidió viajar a Lima. Sin dinero en el bolsillo acomodó una alforja con alguna ropa, una frazada, queso, charqui y cancha. “Encontré un camionero que transportaba ganado y a condición de ayudarle con la carga me llevó hasta Huancayo. Viajé en el altillo del camión, cuidando a los animales”, recuerda Mario, mientras los ojos le brillan.
Desde la capital juninense, centro de las oleadas migratorias del siglo pasado, se embarcó en un ómnibus con destino a la ciudad del río hablador. El bus recaló en La Victoria, que en ese entonces era -como lo sigue siendo hoy- un hervidero de ideas y pasiones, núcleo del comercio, sucursal del país de los sueños y los emprendedores. “¿Sabe usted qué? -me dice-. Recién llegado a Lima me sucedió un acontecimiento misterioso. Como yo debía ubicar a unos familiares, luego de bajar del ómnibus pregunté cómo llegar a Barrios Altos. Había unos taxistas que se peleaban por los pasajeros. Subí al vehículo con mi alforja, temeroso, junto con otros viajeros que conversaban, en medio de la bulla de los autos. Fui el último en bajar, pero cuando revisé mis pertenencias, noté que me habían hecho el cambiazo”.
Al abrir la bolsa -que posiblemente un comerciante apurado cambió por casualidad- Mario encontró un tesoro. “En esa bolsa había mercadería y un pañuelo anudado. Lo abrí y encontré un montón de moneditas plateadas de nueve décimos, y otras monedas doradas con la figura del sol”, nos cuenta. Llegó hasta Barrios Altos, a la casa de sus parientes. “Lo primero que hice fue saludarlos en quechua. Y les dije: me he encontrado estas monedas. Ellos me dijeron: No te preocupes, nosotros te las vamos a guardar”. Desde ese día se quedó a vivir en la capital, alojado por sus parientes. De las monedas no volvió a saber nunca. Pero otro tesoro llegaría a su vida: su entrañable amistad con su maestro, el pintor Víctor Humareda Gallegos (Lampa, 1920 – Lima, 1986).

“Fiesta de las cruces”, óleo de Mario Sierra Talaverano.
El indigenismo urbano en toda su expresión.
El primer trabajo de Mario Sierra en Lima fue como ayudante en un restaurante en Santo Cristo, Barrios Altos. Al cumplir los 18 años, luego de haber obtenido su boleta de inscripción militar, fue a buscar trabajo a La Parada, la meca del comercio mayorista del Perú. Corría el año 1965. Así llegó al ahora mítico Lima Hotel, donde vivía desde 1955 -casi como en un exilio personal- el artista puneño Víctor Humareda, tras haber retornado de París.
El edificio del Lima Hotel -que ahora es una galería comercial- se encuentra en la cuadra veinticinco de la avenida 28 de Julio, esquina con Antonio Baso. La habitación número 283 fue la casa-taller de Humareda hasta su muerte. Contrariamente al mito que ha pintado este hotel como guarida de prostitutas y delincuentes, don Mario afirma que era un hospedaje frecuentado por comerciantes mayoristas que venían a realizar negocios con sus camiones a La Parada, preferentemente desde Arequipa, Cuzco, Huánuco, Huancayo, Chiclayo y Pucallpa. “Era un hotel de dos estrellas, con cuatrocientas camas y una enorme lavandería que funcionaba con máquinas a vapor, la más grande que he visto. También tenía agua caliente todo el día, bar, sala de lectura, teléfono y televisión. Había bastante movimiento. Yo empecé a trabajar doblando las sábanas”, precisa.
“Retrato al carboncillo de Mario Sierra, realizado por Víctor Humareda.

Como el maestro era natural de Lampa, Puno, hablábamos en quechua y empezamos a forjar una amistad. Lo primero que me llamó la atención fue verlo pintar. Tenía el caballete instalado al pie de su cama. Un día, vi al maestro solo, estaba pintando un arlequín, me acerqué y le dije: ¿Maestro, le puedo hacer unas preguntas? Por supuesto que sí, me dijo. Pasa”.
Mario, con el tiempo, se convirtió en asistente de Humareda, y le ayudaba a templar los lienzos en los bastidores e incluso lo ayudaba a manchar algunas telas. “Un día le hablé de mi intención de estudiar en la Escuela de Bellas Artes. El maestro Humareda me dijo que muchos egresaban de allí y no ejercían su profesión, y me dijo que mirando se aprende. Con él aprendí la técnica. Uno de los temas que me enseñó a pintar eran los arlequines”, expresa.
La etapa de Humareda en el Lima Hotel, con sus lienzos expresionistas y su famoso “sillón de Sócrates”, son un periodo importante en su biografía y su leyenda. El pintor puneño gustaba de vestir sacos y sombreros “hongo” y “de tarro”, que le daban un aspecto extravagante. Solía pasear entre los comerciantes, conversar con las putas, idealizarlas y pintarlas, tal como lo hacía con la actriz Marilyn Monroe. Don Mario asegura que Humareda no tomaba alcohol.
Víctor Humareda y Mario Sierra. Fotografía del genial maestro
y su discípulo en La Parada. (Archivo Mario Sierra)
Como persona y como pintor, Humareda fue un hombre extraordinario. Siempre lo llevaré en mi corazón”, expresa Mario Sierra quien hoy suele pintar “paisajes urbano marginales de Lima, fiestas costumbristas y arlequines”. El año pasado, en conmemoración de los 25 años de la muerte de Humareda, realizó la exposición “Matices”. Además ha publicado el libro “Humareda de colores y de noches” (1998), con prólogo del historiador Pablo Macera. Sobre la obra plástica de Mario Sierra, el historiador Juan José Vega afirmó que “oscila entre el realismo y la mitología, recogiendo una palpitante visión del mundo andino, que no excluye algunos rincones de la pobreza india en la ciudad de Lima”. El crítico Jorge Bernuy escribió: “Su gran verdad está en el comentario y en la poesía ingenua de sus personajes. Actualmente trabaja en el Museo de Arqueología y Antropología de la Universidad Nacional Federico Villarreal, del cual es cofundador. Su casa taller está en el distrito de Santa Anita (Jr. Hurin Cusco 229, Urb. Andahuaylas, teléfono 999528135).
Mario Sierra se emociona al hablar de Humareda. “A veces sueño que estamos otra vez en su taller, entre arlequines. Yo creo que él no ha muerto. Humareda es patrimonio cultural del Perú”.
Antes de salir, le agradezco por brindar esta entrevista y me despido abrazándolo y ensayando mi incipiente quechua: “Tupanansiskama” (hasta la próxima). “Hasta pronto, runasimito”, me dice.
"Puente de los suspiros", óleo de Mario Sierra Talaverano.

jueves, 6 de septiembre de 2012

Archivo del Obispado de Huacho realizó digitalización de sus documentos


Por Nivardo Córdova Salinas (nivardo.cordova@gmail.com)
Fotos:  Archivo del Obispado de Huacho  / https://archivohuacho.wordpress.com/

Mediante el proyecto “Archivos en peligro” de la British Library y la asesoría de la Dra. Gabriela Ramos, de la Universidad de Cambridge, el Archivo del Obispado de Huacho es uno de los primeros archivos históricos peruanos en realizar la digitalización electrónica de sus documentos.

Documento de la serie "Cofradías",  del año 1619,
digitalizado por el Archivo del Obispado de Huacho.
Obispo de Huacho Antonio Santarsiero Rosa OSJ, impulsor del Archivo del Obispado de Huacho.

El Archivo del Obispado de Huacho, que conserva documentos histórico-administrativos que datan desde el Virreinato hasta la actualidad, ha realizado la digitalización electrónica de su patrimonio documental, lo cual permitirá su mejor conservación preventiva. Según informó su director Melecio Tineo Morón, dicho trabajo fue posible gracias al apoyo técnico y financiero de la British Libray (Biblioteca Británica), entidad académica que administra el programa “Archivos en peligro” (denominado EAP por su nombre en inglés Endangered Archives Programme) el mismo que es patrocinado por la organización Arcadia con el respaldo de la Universidad de Cambridge (Inglaterra). El proyecto, cuyo código es EAP33 se tituló: “Recolección y preservación de un archivo parroquial en una Diócesis andina” (“Collecting and preserving parish archives in an Andean diocese”),

135 MIL FOTOGRAFÍAS DIGITALES
El objetivo de este proyecto ha sido la protección preventiva mediante la digitalización y la elaboración de catálogos de sus documentos. El proyecto duró dos años, desde julio de 2010 hasta junio de 2012”, preciso Tineo, quien dirigió el proyecto administrado por la Ms Cathy Collins.
Documento digitalizado de la serie "Curatos"
del Archivo del Obispado de Huacho.
Tineo además agradeció al equipo técnico que participó en este trabajo: la historiadora de la Universidad Nacional Federico Villarreal, Kelly Montoya Estrada, quien elaboró los índices documentales en base a la Norma Internacional General de Descripción Archivística ISAD(G); el profesor Luis Alberto Rosado Loarte, profesor de Historia y Geografía en el Seminario Menor San José Marello de la Diócesis de Huacho, con estudios en Gestión Cultural (PUCP), quien se encargó de la digitalización de los documentos, procesamiento y almacenamiento.
Melecio Tineo Morón, director
del Archivo del Obispado de Huacho.
Tineo informó este proyecto ha permitido la digitalización de 458 libros parroquiales más antiguos (de los 829 custodiados) que van desde el año 1569 y 44 legajos correspondientes a las series documentales de Curatos, Cofradías y Visitas Pastorales (del siglo XVII al XX) que posee el Archivo del Obispado de Huacho, correspondientes a las provincias de Huaura, Barranca, Cajatambo, Huaral y Canta. En total se han tomado 137 mil 818 fotografías las mismas que se conservarán en discos duros externos tanto en el Archivo del Obispado de Huacho como en la Biblioteca Británica.
Esto permitirá que en caso de ocurrir un incendio, sustracción u otro suceso imprevisto exista una copia de respaldo. A su vez se ha trabajado índices digitales y un inventario general de los libros parroquiales, lo que permitirá una búsqueda más rápida e incidirá en el control de los documentos” declaró el experto.
Este trabajo consolida al Archivo Obispal de Huacho como uno de los mejor organizados dentro del Sistema Nacional de Archivos y dentro de los archivos eclesiales. Cabe anotar que los días 1 y 2 de septiembre se realizó un seminario de capacitación archivística para el personal de la Diócesis de Huacho con el auspicio de la Biblioteca Británica dentro del marco de fin del proyecto EAP333, con la participación de la Dra. Vilma Fung, de la Escuela Nacional de Archiveros.


Documento de la serie "Visitas pastorales"
digitalizado por el Archivo del Obispado de Huacho.
IMPULSO DE OBISPO DE HUACHO
El Archivo del Obispado de Huacho fue creado por Decreto Episcopal N° 002-05, del 28 de marzo de 2005 gracias al impulso del obispo de Huacho Antonio Santarsiero Rosa OSJ, quien ha sido y es hasta la fecha uno de los principales promotores de esta institución. “Gracias a su apoyo material y moral, estamos revalorando nuestro patrimonio documental y promoviendo la organización de archivo, brindando el servicio de información a los historiadores, genealogistas y público en general”, declaró archivero Tineo.
El Archivo del Obispado de Huacho -ubicado en el Palacio Obispal de Huacho, Av. Grau, tercer piso, Plaza de Armas de Huacho) resguarda las siguientes series documentales: Caritas, Cofradías, Comunicaciones, Conferencia Episcopal Peruana, Curatos, Estadísticas Parroquiales, Hermandades, Instituto de Educación Rural (IER), Libros Parroquiales, Nombramientos,
Obispos, Oficina de Educación católica (ODEC), Ordenaciones, Parroquias, Rectificaciones e inscripciones supletorias, Santa Sede, Seminario y Visitas Pastorales. Además el Archivo tiene un blog en Internet: aohuacho.wordpress.com
Asistentes al seminario organizado
por el Archivo del Obispado de Huacho.
PUBLICACIONES DEL ARCHIVO DE HUACHO
Dentro del trabajo de investigación y difusión del Archivo del Obispado de Huacho, Melecio Tineo Morón ha publicado tres libros que son fuente obligada de consulta para el conocimiento de la historia de Huacho. El primero es “Diócesis de Huacho: Una Iglesia joven con rica historia. 50 años de servicio pastoral (Lima, Fondo Editorial de la Universidad Católica Sedes Sapientiae, 2008)”, que aborda el trabajo la Iglesia Católica en las provincias de Chancay, Cajatambo y Canta, desde el siglo XVI hasta la actualidad. El segundo se titula: "Catalogo de la serie documental de causas de Visitas Pastorales del Archivo del Obispado de Huacho. 1613-2003", publicado en 2010. 
Asimismo el año pasado Tineo publicó “Catalogo de la serie documental de causas de Visitas Pastorales del Archivo del Obispado de Huacho. 1613-2003” (Lima, Fondo Editorial de la Universidad Católica Sedes Sapientiae, 2011). “Esta publicación detalla todas las asociaciones cristianas o piadosas que existieron en Huacho durante el Virreinato y la República, conformadas por laicos comprometidos con la Iglesia y que tomaron la advocación de algún santo.



Portada del libro “Catalogo de la serie documental de Cofradías 
del Archivo del Obispado de Huacho. 1609-1937”,
publicado por Melecio Tineo Morón en 2011.


martes, 14 de agosto de 2012

Al rescate de la Lima prehispánica

Publicado hoy en la página de opinión del diario El Peruano (ver)

Por Nivardo Córdova Salinas
nivardo.cordova@gmail.com

Huaycán de Pariachi. Foto de Martín Guerrero 
tomada del blog huaca.wordpress.com
En Lima Metropolitana existen alrededor de 500 huacas, la mayoría en abandono, sin declaratoria “oficial” de patrimonio de la Nación y a merced de los invasores y traficantes de terrenos, a la espera de su rescate y puesta en valor, mientras que otros sitios arqueológicos limeños como Pachacámac, Puruchuco, Cajamarquilla o Huaycán de Pariachis merecen una mayor atención.
La capital peruana no solo es la ciudad de los balcones, conventos y casonas solariegas. Es también el fruto de más de 10,000 años de ocupación humana a lo largo de su territorio, desde el período lítico (los talleres líticos de Chivateros, en el río Chillón) hasta nuestros días, pasando por vestigios incaicos como el Qapaq Ñam (Camino Inca), que en su mayor parte ha sido destruido por el avance urbanizador, quedando solo algunos restos, como en Cieneguilla.
En Lima hay decenas de huacas abandonadas y algunas que sí están debidamente conservadas. Un caso es la Huaca Pucllana, en Miraflores, donde se desarrolla un proyecto arqueológico apoyado por el INC y la municipalidad. Allí funciona un museo de sitio, parador turístico y restaurante. Es también sede de reuniones protocolares y locación para diseñadores de modas. Pero eso no es lo esencial: las investigaciones continúan. El año pasado, la arqueóloga Isabel Flores Espinosa encontró una tumba intacta de la cultura Wari, que dará nuevas luces.
En el antiguo Perú, estas huacas de adobe eran el centro administrativo, militar, religioso, ritual, mágico y urbanístico, dotados de estructuras sofisticadas, almacenes, zonas rituales, miradores y compleja decoración policromada. Eran también la tumba real de los jerarcas y, tras la conquista inca, siguieron utilizándose como cementerios populares.
El arquitecto José Canziani Amico, en su libro Ciudad y territorio en los Andes. Contribuciones a la historia del urbanismo prehispánico (2009), han abordado el tema. Por su parte, los trabajos de campo, en los últimos años de la arqueología peruana, han demostrado que excavar, investigar y poner en valor las huacas no solo contribuye a la investigación científica sino también al turismo. La historia precolombina no tiene nada de aburrida.
Otros casos emblemáticos son el Proyecto Huaca de la Luna (valle de Moche, Trujillo), donde desde hace dos décadas se realizan las excavaciones que han dado a la luz murales de la cultura Moche. El museo de sitio y el trabajo con los artesanos locales ha dado excelentes resultados, a tal punto que el proyecto ganó, en 2006, el Cuarto Premio Reina Sofía a Restauración y Conservación. No se queda atrás el Proyecto Arqueológico El Brujo (en la huaca Cao Viejo, valle de Chicama), donde hay un museo en el que se exhibe a la sacerdotisa de Cao, también conocida como la “Dama tatuada”, por sus tatuajes misteriosos. Otro sitio ejemplar donde arqueología, arquitectura y gestión cultural se dan cita es el Proyecto San José de Moro (valle de Jequetepeque), donde la Pontificia Universidad Católica del Perú tiene una escuela de campo para estudiantes de arqueología. Las huacas siguen ostentando su poder.


Arguedas: más allá del centenario

Publicado el martes 7 de agosto de 2012 en la página de opinión del diario El Peruano (ver)

Por Nivardo Córdova Salinas

José María Arguedas, óleo de Bruno Portuguez.
¿Qué nos dejó la celebración del centenario del escritor José María Arguedas (Andahuaylas,18 de enero de 1911 - Lima, 2 de diciembre de 1969)? Como sucedió en la conmemoración de los centenarios de otros notables escritores peruanos César Vallejo (1992), Manuel Gonzales Prada (2008), Luis Valle Goicochea (2010), Emilio Adolfo Westphalen (2011), el de José María Arguedas (2011) tampoco estuvo exento de polémica y discusión, pero tras mucho ruido y pocas nueces la mejor manera de recordar a un escritor será leerlo. No olvidemos que también el año pasado se recordó el “centenario” de la publicación del extraordinario poemario “Simbólicas” de José María Eguren y hace poco, en marzo, se recordaron 120 años del nacimiento del poeta César Vallejo.
El centenario arguediano comenzó con una polémica de índole casi burocrático, pues el gobierno decidió denominar el 2011 como el “Año del centenario de Machu Picchu para el mundo”. Al margen de ello, Arguedas movilizó a una serie de entidades y personas con la finalidad de difundir, analizar, releer, discutir, promover la obra de José María Arguedas. Acaso, uno de los aportes interesantes fue “descubrir” la imagen de un artista que no sólo fue literato sino también un científico social, pues además de su trabajo en la literatura y la pedagogía, Arguedas se aproximó al universo andino y mestizo desde la etnología y la antropología.
Arguedas inició su carrera como docente en el Colegio Nacional Mateo Pumacahua de Sicuani (1939-1941), en el departamento de Cuzco, como profesor de Castellano y Geografía y con el sueldo de 200 soles mensuales (1939-1941). Luego enseñaría en los colegios nacionales Alfonso Ugarte, Nuestra Señora de Guadalupe y Mariano Melgar de Lima.Tras publicar su tercer libro, “Yawar fiesta” (1941), Arguedas fue agregado al Ministerio de Educación para colaborar en la reforma de los planes de estudios secundarios.
En marzo de 1947 fue nombrado Conservador General de Folklore del Ministerio de Educación, para luego ser promovido a Jefe de la Sección Folklore, Bellas Artes y Despacho del mismo Ministerio (1950-1952). Desde aquelpuesto realizó un estudio minucioso de la cultura popular peruana, desde un enfoque novedoso. Por ejemplo, gestionó que, Jacinto Palacios, famoso trovador andino, grabase el primer disco de música vernacular en 1948.

Archivo antropológico Arguedas.
En el marco del primer centenario de Arguedas, la Comisión Nacional José María Arguedas del Ministerio de Educación (MINEDU) y la Casa de la Literatura Peruana (CASALIT) presentaron resultados del trabajo de recuperación del Archivo Antropológico José María Arguedas, consistente en los primeros libros digitales que recogen las literaturas orales recopiladas en el Perú durante 1946 y 1953, que constituyen el casi la mitad de la colección más grande de la literatura oral peruana.
El historiador Mauricio Cerna, coordinador del Archivo Arguedas explica que el material -escrito a mano o en hojas mimeografiadas- fue sometido a un proceso de escaneo, trascripción y digitalización donde "además se ha agrupado dándole la estructura de un libro y colocándole índices temáticos que facilitarán la lectura del mismo". En esa colección hay canciones (letras y partituras), historias de vida, poemas, mitos, dibujos, adivinanzas y otras manifestaciones de la literatura oral de todas las regiones del país.
Cabe señalar que este Archivo Antropológico José María Arguedas fue recopilado por docentes del Ministerio de Educación, a pedido de Arguedas. Actualmente el archivo se encuentra en la biblioteca del Museo Nacional de la Cultura Peruana, con sede en la avenida Alfonso Ugarte, en Lima.

Registro musical y biografía
Otro aporte interesante es la publicación del “José María Arguedas. Registro musical 1960-1963”  (Lima, Ministerio de Cultura 2011) consistente en un libro y tres discos compactos.
Como señala el estudioso Fred Rohmer, “aunque el 2011 ha sido para el Gobierno peruano el año dedicado al descubrimiento o redescubrimiento de Machu Picchu, lo cierto es que la comunidad académica en su conjunto se esforzó más en conmemorar, con justicia, el nacimiento de una de las figuras más importantes de la cultura viva en el Perú: José María Arguedas. No he querido referirme a él como narrador, pues Arguedas fue bastante más que eso y su proyecto nacional más relevante incluyó el discurso literario, sí, pero articulado con su actividad etnológica. Arguedas, antes que nadie en el Perú, había comprendido lo que solo luego Antonio Cornejo Polar pudo esclarecer sobre el divorcio entre la escrituralidad y la oralidad en el mundo andino. Las posibilidades y mecanismos expresivos del discurso literario se encontraban también en el discurso musical, coreográfico y performático de las canciones y danzas andinas”, afirma.
Por tal motivo, al asumir la jefatura del Instituto de Estudios Etnológicos del Museo de la Cultura Peruana, Arguedas se empeñó en recolectar piezas musicales de distintos lugares del Perú, especialmente de tres provincias del sur: Apurímac, Cusco y Ayacucho. Entre 1960 y 1963, con la colaboración de Josafat Roel Pineda, Arguedas “registró una inmensa cantidad de grabaciones, la mayoría realizadas en Lima, a intérpretes andinos que habían extendido su carrera musical a la capital peruana” añade Rohmer.
“No exagero, por ello, si afirmo que el mayor acto celebratorio para la conmemoración del nacimiento de Arguedas es el trabajo de selección de las grabaciones realizadas o encomendadas por Arguedas entre 1960 y 1963. La dirección de este trabajo ha estado depositada en Pedro Roel Mendizábal y Soledad Mujica, quienes con la lúcida colaboración de José Antonio Lloréns, Leo Casas y Juan Javier Rivera ofrecen a la comunidad académica, y al público en general, un excelente trabajo de recuperación sonora y patrimonial acompañado de un estudio que permite al lector aproximarse con suficiencia al proyecto arguediano detrás de estas grabaciones”, agrega el especialista.
Ha sido una labor difícil, sobre todo por el deficiente estado de conservación de algunas de las cintas magnetofónicas en las que se encontraban los registros arguedianos. “La advertencia, sin embargo, trasciende el espectro puramente físico de los materiales y funciona a la vez como un eco de la crítica de Arguedas al lugar periférico que tenía el mundo andino al interior de la cultura oficial peruana a mediados del siglo XX”, dice Rohmer.
De otro lado, la biografía de un escritor también reviste gran interés, pues se considera que vida y obra son indisolubles. El libro “Arguedas, Perú infinito” de la socióloga Carmen María Pinilla Cisneros -publicado tras más de siete años de trabajo- aporta datos inéditos sobre la vida del autor de “El Sexto” y “Warma kuyay”, con más de ciento veinte fotografías sobre su infancia, adolescencia, viajes y labor cultural.
Esto es solo parte de lo que nos dejó el centenario de Arguedas. Se extrañó una edición seria de sus obras completas, dirigida al gran público, no solo para divulgar a este gigante de la cultura peruana sino también para contrarrestar la publicación de “resúmenes” plagados de erratas con que algunas pseudo editoriales han invadido el mercado, mutilando y “tijereteando” la obra de uno de los autores peruanos más universales.


domingo, 5 de agosto de 2012

Invasores de terrenos destruyen Líneas y geoglifos de Nazca y Palpa

www.diarioelpoder.pe

Las líneas y geoglifos de Palpa y Nazca están inscritos en la lista de
"Patrimonio de la humanidad" de la UNESCO. Hoy corren peligro
por los invasores y traficantes de terrenos. Foto Diario El Poder

Las líneas y geoglifos de Pampa y Nazca, extraordinaria obra cultural que nos legó la cultura Nazca, están siendo destruidas paulatinamente ante nuestra indiferencia. Según el representante del Ministerio de Cultura en Ica, Mario Olaechea, unas cinco zonas arqueológicas han sido destruidas por la incursión ilegal de “invasores” en sitios protegidos por el Estado.

“Uno de ellos es Portachuelos, donde 15 geoglifos han sido arruinados en un área de 80 metros por la invasión de 450 familias. En La Calera II, varios trapezoides que representaban figuras antropomorfas y fitomorfas de hasta mil metros de largo han sido borrados. Sin embargo, aún se pueden apreciar algunos surcos”, indicó Olaechea. Estos daños se han producido a tan solo 500 metros del aeródromo María Reiche (en honor a quien fuera una de las más notables estudiosas de este conjunto arqueológico).

Agregó que, en Cerros Altos, la invasión del 17 de agosto de 2011, por parte de mineros informales y de traficantes de terrenos, arrasó un geoglifo triangular que tenía una base de 40 metros de ancho y 485 metros de largo.
 
“Otro lugar depredado el año pasado es un cementerio nazca, que pertenece a los intermedios tardío y temprano, ubicado en San José de la Pascana, en el distrito de Ingenio”, refirió. Lo más indignante es que este sitio se ubica frente al museo María Reiche.
 
 
BORRAN TRAZOS DE “RELOJ SOLAR”

Finalmente, el denominado Reloj Solar, en Palpa, que está relacionado con los solsticios de invierno y verano, poco a poco viene siendo cercado por invasiones que amenazan su intangibilidad. Incluso, algunos de sus trazos ya han sido malogrados.

Para evitar que la depredación de nuestro patrimonio continúe en Ica, el director regional de Cultura, Óscar Sotil, sostuvo que la única forma es señalando con hitos de concreto las áreas arqueológicas factibles de poner en valor.

“Un equipo especial del Ministerio de Cultura debe levantar un catastro de los más de mil sitios arqueológicos que hay en Ica. Ello tomaría unos dos años”, propuso el funcionario.

lunes, 23 de julio de 2012

"Momentos estelares del estado-nación Perú"

Por Mario Montalbetti, poeta y lingüista peruano.


I
¿En qué momento el Perú
es desde este momento
se jodió el Perú
es desde este momento libre
se jodió
el Perú es desde este momento se jodió
por la voluntad general e independiente es libre
ricas montañas?


II
el amor tiene algo del odio de dios
el amor siendo humano tiene algo del odio de dios
el odio de dios no es humano
el amor siendo humano tiene resaca y delito
el amor humano se empoza y se quema en la puerta del horno
como el odio de dios
como el odio ciego de dios
sus luces su luces el sol


Dibujo del artista peruano Fernando Bryce.



viernes, 20 de julio de 2012

"Oración ante una mano agujereada", por el beato Manuel Lozano Garrido "Lolo"

Manuel Lozano Garrido,"Lolo", es el primer
periodista beatificado por la Iglesia Católica.


"Oración ante una mano agujereada", por Beato Manuel Lozano Garrido, "Lolo" (1920-1971). Periodista español beatificado en 2010.
"...fiel laico que supo irradiar con su ejemplo y sus escritos el amor a Dios, incluso entre las dolencias que lo tuvieron sujeto a una silla de ruedas durante casi veintiocho años. Al final de su vida perdió también la vista, pero siguió ganando los corazones para Cristo con su alegría serena y su fe inquebrantable (...) Los periodistas podrán encontrar en él un testimonio de la creencia en el bien que se puede hacer cuando la pluma refleja la grandeza del alma y se pone al servicio de la verdad y las causas nobles" (Papa Benedicto XVI)

Sobre la cabecera de mi cama hay un crucifijo muy grande. Desde hace unos días vengo notando que tiene flojo uno de los clavos y al fin me he dicho: De hoy no pasa. En efecto, ahora le tengo ya sobre la mesa camilla y, uno a uno, he ido desprendiendo los tres, y ya los guardo dentro de la mano.
 La verdad es que nunca, Jesús, me he visto tan cerca de tu figura. Tan juntos estamos que se me ha ocurrido que el ventanal de tus manos son unas buenas lentes, las mejores, para ver y certificar la verdad del mundo.

Uno va a las culturas que dejaron alguna huella en la sensibilidad del mundo y se queda con cierta gracia que se desconcha por la fuerza de tu sentimiento. El Pensador de Rodín es un hombre recipiente que, incluso, ha de apuntalar con la mano en la barbilla su debilidad de criatura cerrada; El Discóbolo de Mirón está quieto en un puro narcisismo de los músculos; El Moisés de Miguel Ángel sí es ya un personaje que se sale, pero lo que se derrama es un duro centellear de Júpiter que truena.

Lo tuyo es otra cosa, aparte de que no eres una estatua, sino algo muy profundo, prolongado y hasta eternamente vivo. Alientas tan dado, tan hacia fuera, que te manifestaste desnudo, para no quedarte siquiera con una hilacha. Tus costillas están al viento; es más, tu pecho tiene un boquete de aire para dar salida al corazón y no se amortigüe la ternura cuando una cabeza busque apoyo.

Puestos a elegir…, a ver si hay una postura de amor más sincera que la de los brazos abiertos. Así, los dos en línea recta y con las palmas hacia delante se está en las estaciones de ferrocarril, cuando el hijo llega de la mili o cuando esperamos a la mujer que viene de operarse, y en el quicio de la puerta, al amanecer, adivinando el punto lejano que se acerca por el camino y adelantándole la prodigalidad de tu Padre. Tú, más atornillado por los clavos para marcar bien las perpendiculares. Miserable de mí que me apego a un mechero de butano, al lapicero de cuatro colores y los dos azucarillos del café, cuando Tú, de haber fumado, no hubieras podido disponer ni del cigarrillo de los condenados. Dime: ¿dónde tienes los bolsillos? ¿Con qué te abrigas si hace frío? ¿No te va a dar fiebre si hasta has despilfarrado toda la sangre? Tu palma agujerada, un símbolo.

Todo lo que pienso y todo lo que eres viene a resumirse en tu mano. Yo, ahora, te cojo con mucho mimo por la muñeca y ya no veo sino el tremendo hoyo que te han hecho. Es como una alcancía al revés, donde las monedas salen y andan fuera como Juan por su casa. Lo que quiere decir que el que se asome a tus heridas ha de contar ya con que eres un hombre sin blanca.
 Como toda la riqueza se ha escanciado por ahí, tu llaga tiene un aire dulce y rumoroso de caño de fuente en el bosque, y es perfectamente redonda, como una hostia, como una ofrenda, como la sublime inmolación que realmente es, y tiene los bordes encendidamente rojos, como un signo triunfal, como la esperanza que late en el más bello amanecer.

Bueno, y ya puesto a mirar el mundo, ¿cómo he de decir lo que veo? Puede que sea lo de siempre, los mismos hombres y los mismos paisajes, pero en bonito, como cribado por una guía turística. Con todo, eso es lo de menos; lo importante es la varita mágica que ha transverberado el giro de las ideas y las relaciones de las criaturas. Se toma un hombre cualquiera, un harapiento, por ejemplo, y hasta en su ropa gastada hay un no sé qué de piedra filosofal, de filón de oro. Todos, todos, hasta los que piden limosna, son ricos, inmensamente millonarios. Además, aunque haga frío o calor, por dentro viven en primavera, como unos árboles repletos de frutos que ya pintan. Ni qué decir que es tu cosecha, esa siembra de Ti mismo que hiciste una tarde desde un repecho de Judea.

Luego viene este otro clima de domingo y de misa. Lo que se ve es un mundo como en vilo y, como lo estamos viendo desde una ventana redonda, se nota enseguida la verdad del ofertorio tuyo con los hombres, esa sensación de un cielo con peldaños por el que suben todos dándole el brazo a un hermano mayor. Señor, yo he visto en mi pueblo cuando arrancan los tocones de los olivos: tiran con furia, sin andarse con chiquitas; y diría que también he escuchado a la vez el gemido alucinante del suelo que se desgarra. Ser generosos cuesta, duele y hasta deja un vacío; pero este dolor es el martirio santo de todas las redenciones y ese hueco es la venturosa nostalgia y la succión que da cuenta de la inminencia de tu llegada.

Manirroto mío, loquito despilfarrador, yo quiero vivir también tu alergia a los bancos; ser lo mismo de dilapidador de corazón que Tú; parecido a esa criatura que se arranca las ilusiones y los deseos, los sube hasta lo alto para que el Padre los acepte sonriendo y luego deja que se derramen por las palmas para que se siembren y germinen bajo los pies de los hombres.