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martes, 14 de agosto de 2012

Al rescate de la Lima prehispánica

Publicado hoy en la página de opinión del diario El Peruano (ver)

Por Nivardo Córdova Salinas
nivardo.cordova@gmail.com

Huaycán de Pariachi. Foto de Martín Guerrero 
tomada del blog huaca.wordpress.com
En Lima Metropolitana existen alrededor de 500 huacas, la mayoría en abandono, sin declaratoria “oficial” de patrimonio de la Nación y a merced de los invasores y traficantes de terrenos, a la espera de su rescate y puesta en valor, mientras que otros sitios arqueológicos limeños como Pachacámac, Puruchuco, Cajamarquilla o Huaycán de Pariachis merecen una mayor atención.
La capital peruana no solo es la ciudad de los balcones, conventos y casonas solariegas. Es también el fruto de más de 10,000 años de ocupación humana a lo largo de su territorio, desde el período lítico (los talleres líticos de Chivateros, en el río Chillón) hasta nuestros días, pasando por vestigios incaicos como el Qapaq Ñam (Camino Inca), que en su mayor parte ha sido destruido por el avance urbanizador, quedando solo algunos restos, como en Cieneguilla.
En Lima hay decenas de huacas abandonadas y algunas que sí están debidamente conservadas. Un caso es la Huaca Pucllana, en Miraflores, donde se desarrolla un proyecto arqueológico apoyado por el INC y la municipalidad. Allí funciona un museo de sitio, parador turístico y restaurante. Es también sede de reuniones protocolares y locación para diseñadores de modas. Pero eso no es lo esencial: las investigaciones continúan. El año pasado, la arqueóloga Isabel Flores Espinosa encontró una tumba intacta de la cultura Wari, que dará nuevas luces.
En el antiguo Perú, estas huacas de adobe eran el centro administrativo, militar, religioso, ritual, mágico y urbanístico, dotados de estructuras sofisticadas, almacenes, zonas rituales, miradores y compleja decoración policromada. Eran también la tumba real de los jerarcas y, tras la conquista inca, siguieron utilizándose como cementerios populares.
El arquitecto José Canziani Amico, en su libro Ciudad y territorio en los Andes. Contribuciones a la historia del urbanismo prehispánico (2009), han abordado el tema. Por su parte, los trabajos de campo, en los últimos años de la arqueología peruana, han demostrado que excavar, investigar y poner en valor las huacas no solo contribuye a la investigación científica sino también al turismo. La historia precolombina no tiene nada de aburrida.
Otros casos emblemáticos son el Proyecto Huaca de la Luna (valle de Moche, Trujillo), donde desde hace dos décadas se realizan las excavaciones que han dado a la luz murales de la cultura Moche. El museo de sitio y el trabajo con los artesanos locales ha dado excelentes resultados, a tal punto que el proyecto ganó, en 2006, el Cuarto Premio Reina Sofía a Restauración y Conservación. No se queda atrás el Proyecto Arqueológico El Brujo (en la huaca Cao Viejo, valle de Chicama), donde hay un museo en el que se exhibe a la sacerdotisa de Cao, también conocida como la “Dama tatuada”, por sus tatuajes misteriosos. Otro sitio ejemplar donde arqueología, arquitectura y gestión cultural se dan cita es el Proyecto San José de Moro (valle de Jequetepeque), donde la Pontificia Universidad Católica del Perú tiene una escuela de campo para estudiantes de arqueología. Las huacas siguen ostentando su poder.


Arguedas: más allá del centenario

Publicado el martes 7 de agosto de 2012 en la página de opinión del diario El Peruano (ver)

Por Nivardo Córdova Salinas

José María Arguedas, óleo de Bruno Portuguez.
¿Qué nos dejó la celebración del centenario del escritor José María Arguedas (Andahuaylas,18 de enero de 1911 - Lima, 2 de diciembre de 1969)? Como sucedió en la conmemoración de los centenarios de otros notables escritores peruanos César Vallejo (1992), Manuel Gonzales Prada (2008), Luis Valle Goicochea (2010), Emilio Adolfo Westphalen (2011), el de José María Arguedas (2011) tampoco estuvo exento de polémica y discusión, pero tras mucho ruido y pocas nueces la mejor manera de recordar a un escritor será leerlo. No olvidemos que también el año pasado se recordó el “centenario” de la publicación del extraordinario poemario “Simbólicas” de José María Eguren y hace poco, en marzo, se recordaron 120 años del nacimiento del poeta César Vallejo.
El centenario arguediano comenzó con una polémica de índole casi burocrático, pues el gobierno decidió denominar el 2011 como el “Año del centenario de Machu Picchu para el mundo”. Al margen de ello, Arguedas movilizó a una serie de entidades y personas con la finalidad de difundir, analizar, releer, discutir, promover la obra de José María Arguedas. Acaso, uno de los aportes interesantes fue “descubrir” la imagen de un artista que no sólo fue literato sino también un científico social, pues además de su trabajo en la literatura y la pedagogía, Arguedas se aproximó al universo andino y mestizo desde la etnología y la antropología.
Arguedas inició su carrera como docente en el Colegio Nacional Mateo Pumacahua de Sicuani (1939-1941), en el departamento de Cuzco, como profesor de Castellano y Geografía y con el sueldo de 200 soles mensuales (1939-1941). Luego enseñaría en los colegios nacionales Alfonso Ugarte, Nuestra Señora de Guadalupe y Mariano Melgar de Lima.Tras publicar su tercer libro, “Yawar fiesta” (1941), Arguedas fue agregado al Ministerio de Educación para colaborar en la reforma de los planes de estudios secundarios.
En marzo de 1947 fue nombrado Conservador General de Folklore del Ministerio de Educación, para luego ser promovido a Jefe de la Sección Folklore, Bellas Artes y Despacho del mismo Ministerio (1950-1952). Desde aquelpuesto realizó un estudio minucioso de la cultura popular peruana, desde un enfoque novedoso. Por ejemplo, gestionó que, Jacinto Palacios, famoso trovador andino, grabase el primer disco de música vernacular en 1948.

Archivo antropológico Arguedas.
En el marco del primer centenario de Arguedas, la Comisión Nacional José María Arguedas del Ministerio de Educación (MINEDU) y la Casa de la Literatura Peruana (CASALIT) presentaron resultados del trabajo de recuperación del Archivo Antropológico José María Arguedas, consistente en los primeros libros digitales que recogen las literaturas orales recopiladas en el Perú durante 1946 y 1953, que constituyen el casi la mitad de la colección más grande de la literatura oral peruana.
El historiador Mauricio Cerna, coordinador del Archivo Arguedas explica que el material -escrito a mano o en hojas mimeografiadas- fue sometido a un proceso de escaneo, trascripción y digitalización donde "además se ha agrupado dándole la estructura de un libro y colocándole índices temáticos que facilitarán la lectura del mismo". En esa colección hay canciones (letras y partituras), historias de vida, poemas, mitos, dibujos, adivinanzas y otras manifestaciones de la literatura oral de todas las regiones del país.
Cabe señalar que este Archivo Antropológico José María Arguedas fue recopilado por docentes del Ministerio de Educación, a pedido de Arguedas. Actualmente el archivo se encuentra en la biblioteca del Museo Nacional de la Cultura Peruana, con sede en la avenida Alfonso Ugarte, en Lima.

Registro musical y biografía
Otro aporte interesante es la publicación del “José María Arguedas. Registro musical 1960-1963”  (Lima, Ministerio de Cultura 2011) consistente en un libro y tres discos compactos.
Como señala el estudioso Fred Rohmer, “aunque el 2011 ha sido para el Gobierno peruano el año dedicado al descubrimiento o redescubrimiento de Machu Picchu, lo cierto es que la comunidad académica en su conjunto se esforzó más en conmemorar, con justicia, el nacimiento de una de las figuras más importantes de la cultura viva en el Perú: José María Arguedas. No he querido referirme a él como narrador, pues Arguedas fue bastante más que eso y su proyecto nacional más relevante incluyó el discurso literario, sí, pero articulado con su actividad etnológica. Arguedas, antes que nadie en el Perú, había comprendido lo que solo luego Antonio Cornejo Polar pudo esclarecer sobre el divorcio entre la escrituralidad y la oralidad en el mundo andino. Las posibilidades y mecanismos expresivos del discurso literario se encontraban también en el discurso musical, coreográfico y performático de las canciones y danzas andinas”, afirma.
Por tal motivo, al asumir la jefatura del Instituto de Estudios Etnológicos del Museo de la Cultura Peruana, Arguedas se empeñó en recolectar piezas musicales de distintos lugares del Perú, especialmente de tres provincias del sur: Apurímac, Cusco y Ayacucho. Entre 1960 y 1963, con la colaboración de Josafat Roel Pineda, Arguedas “registró una inmensa cantidad de grabaciones, la mayoría realizadas en Lima, a intérpretes andinos que habían extendido su carrera musical a la capital peruana” añade Rohmer.
“No exagero, por ello, si afirmo que el mayor acto celebratorio para la conmemoración del nacimiento de Arguedas es el trabajo de selección de las grabaciones realizadas o encomendadas por Arguedas entre 1960 y 1963. La dirección de este trabajo ha estado depositada en Pedro Roel Mendizábal y Soledad Mujica, quienes con la lúcida colaboración de José Antonio Lloréns, Leo Casas y Juan Javier Rivera ofrecen a la comunidad académica, y al público en general, un excelente trabajo de recuperación sonora y patrimonial acompañado de un estudio que permite al lector aproximarse con suficiencia al proyecto arguediano detrás de estas grabaciones”, agrega el especialista.
Ha sido una labor difícil, sobre todo por el deficiente estado de conservación de algunas de las cintas magnetofónicas en las que se encontraban los registros arguedianos. “La advertencia, sin embargo, trasciende el espectro puramente físico de los materiales y funciona a la vez como un eco de la crítica de Arguedas al lugar periférico que tenía el mundo andino al interior de la cultura oficial peruana a mediados del siglo XX”, dice Rohmer.
De otro lado, la biografía de un escritor también reviste gran interés, pues se considera que vida y obra son indisolubles. El libro “Arguedas, Perú infinito” de la socióloga Carmen María Pinilla Cisneros -publicado tras más de siete años de trabajo- aporta datos inéditos sobre la vida del autor de “El Sexto” y “Warma kuyay”, con más de ciento veinte fotografías sobre su infancia, adolescencia, viajes y labor cultural.
Esto es solo parte de lo que nos dejó el centenario de Arguedas. Se extrañó una edición seria de sus obras completas, dirigida al gran público, no solo para divulgar a este gigante de la cultura peruana sino también para contrarrestar la publicación de “resúmenes” plagados de erratas con que algunas pseudo editoriales han invadido el mercado, mutilando y “tijereteando” la obra de uno de los autores peruanos más universales.


domingo, 5 de agosto de 2012

Invasores de terrenos destruyen Líneas y geoglifos de Nazca y Palpa

www.diarioelpoder.pe

Las líneas y geoglifos de Palpa y Nazca están inscritos en la lista de
"Patrimonio de la humanidad" de la UNESCO. Hoy corren peligro
por los invasores y traficantes de terrenos. Foto Diario El Poder

Las líneas y geoglifos de Pampa y Nazca, extraordinaria obra cultural que nos legó la cultura Nazca, están siendo destruidas paulatinamente ante nuestra indiferencia. Según el representante del Ministerio de Cultura en Ica, Mario Olaechea, unas cinco zonas arqueológicas han sido destruidas por la incursión ilegal de “invasores” en sitios protegidos por el Estado.

“Uno de ellos es Portachuelos, donde 15 geoglifos han sido arruinados en un área de 80 metros por la invasión de 450 familias. En La Calera II, varios trapezoides que representaban figuras antropomorfas y fitomorfas de hasta mil metros de largo han sido borrados. Sin embargo, aún se pueden apreciar algunos surcos”, indicó Olaechea. Estos daños se han producido a tan solo 500 metros del aeródromo María Reiche (en honor a quien fuera una de las más notables estudiosas de este conjunto arqueológico).

Agregó que, en Cerros Altos, la invasión del 17 de agosto de 2011, por parte de mineros informales y de traficantes de terrenos, arrasó un geoglifo triangular que tenía una base de 40 metros de ancho y 485 metros de largo.
 
“Otro lugar depredado el año pasado es un cementerio nazca, que pertenece a los intermedios tardío y temprano, ubicado en San José de la Pascana, en el distrito de Ingenio”, refirió. Lo más indignante es que este sitio se ubica frente al museo María Reiche.
 
 
BORRAN TRAZOS DE “RELOJ SOLAR”

Finalmente, el denominado Reloj Solar, en Palpa, que está relacionado con los solsticios de invierno y verano, poco a poco viene siendo cercado por invasiones que amenazan su intangibilidad. Incluso, algunos de sus trazos ya han sido malogrados.

Para evitar que la depredación de nuestro patrimonio continúe en Ica, el director regional de Cultura, Óscar Sotil, sostuvo que la única forma es señalando con hitos de concreto las áreas arqueológicas factibles de poner en valor.

“Un equipo especial del Ministerio de Cultura debe levantar un catastro de los más de mil sitios arqueológicos que hay en Ica. Ello tomaría unos dos años”, propuso el funcionario.