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martes, 14 de agosto de 2012

Arguedas: más allá del centenario

Publicado el martes 7 de agosto de 2012 en la página de opinión del diario El Peruano (ver)

Por Nivardo Córdova Salinas

José María Arguedas, óleo de Bruno Portuguez.
¿Qué nos dejó la celebración del centenario del escritor José María Arguedas (Andahuaylas,18 de enero de 1911 - Lima, 2 de diciembre de 1969)? Como sucedió en la conmemoración de los centenarios de otros notables escritores peruanos César Vallejo (1992), Manuel Gonzales Prada (2008), Luis Valle Goicochea (2010), Emilio Adolfo Westphalen (2011), el de José María Arguedas (2011) tampoco estuvo exento de polémica y discusión, pero tras mucho ruido y pocas nueces la mejor manera de recordar a un escritor será leerlo. No olvidemos que también el año pasado se recordó el “centenario” de la publicación del extraordinario poemario “Simbólicas” de José María Eguren y hace poco, en marzo, se recordaron 120 años del nacimiento del poeta César Vallejo.
El centenario arguediano comenzó con una polémica de índole casi burocrático, pues el gobierno decidió denominar el 2011 como el “Año del centenario de Machu Picchu para el mundo”. Al margen de ello, Arguedas movilizó a una serie de entidades y personas con la finalidad de difundir, analizar, releer, discutir, promover la obra de José María Arguedas. Acaso, uno de los aportes interesantes fue “descubrir” la imagen de un artista que no sólo fue literato sino también un científico social, pues además de su trabajo en la literatura y la pedagogía, Arguedas se aproximó al universo andino y mestizo desde la etnología y la antropología.
Arguedas inició su carrera como docente en el Colegio Nacional Mateo Pumacahua de Sicuani (1939-1941), en el departamento de Cuzco, como profesor de Castellano y Geografía y con el sueldo de 200 soles mensuales (1939-1941). Luego enseñaría en los colegios nacionales Alfonso Ugarte, Nuestra Señora de Guadalupe y Mariano Melgar de Lima.Tras publicar su tercer libro, “Yawar fiesta” (1941), Arguedas fue agregado al Ministerio de Educación para colaborar en la reforma de los planes de estudios secundarios.
En marzo de 1947 fue nombrado Conservador General de Folklore del Ministerio de Educación, para luego ser promovido a Jefe de la Sección Folklore, Bellas Artes y Despacho del mismo Ministerio (1950-1952). Desde aquelpuesto realizó un estudio minucioso de la cultura popular peruana, desde un enfoque novedoso. Por ejemplo, gestionó que, Jacinto Palacios, famoso trovador andino, grabase el primer disco de música vernacular en 1948.

Archivo antropológico Arguedas.
En el marco del primer centenario de Arguedas, la Comisión Nacional José María Arguedas del Ministerio de Educación (MINEDU) y la Casa de la Literatura Peruana (CASALIT) presentaron resultados del trabajo de recuperación del Archivo Antropológico José María Arguedas, consistente en los primeros libros digitales que recogen las literaturas orales recopiladas en el Perú durante 1946 y 1953, que constituyen el casi la mitad de la colección más grande de la literatura oral peruana.
El historiador Mauricio Cerna, coordinador del Archivo Arguedas explica que el material -escrito a mano o en hojas mimeografiadas- fue sometido a un proceso de escaneo, trascripción y digitalización donde "además se ha agrupado dándole la estructura de un libro y colocándole índices temáticos que facilitarán la lectura del mismo". En esa colección hay canciones (letras y partituras), historias de vida, poemas, mitos, dibujos, adivinanzas y otras manifestaciones de la literatura oral de todas las regiones del país.
Cabe señalar que este Archivo Antropológico José María Arguedas fue recopilado por docentes del Ministerio de Educación, a pedido de Arguedas. Actualmente el archivo se encuentra en la biblioteca del Museo Nacional de la Cultura Peruana, con sede en la avenida Alfonso Ugarte, en Lima.

Registro musical y biografía
Otro aporte interesante es la publicación del “José María Arguedas. Registro musical 1960-1963”  (Lima, Ministerio de Cultura 2011) consistente en un libro y tres discos compactos.
Como señala el estudioso Fred Rohmer, “aunque el 2011 ha sido para el Gobierno peruano el año dedicado al descubrimiento o redescubrimiento de Machu Picchu, lo cierto es que la comunidad académica en su conjunto se esforzó más en conmemorar, con justicia, el nacimiento de una de las figuras más importantes de la cultura viva en el Perú: José María Arguedas. No he querido referirme a él como narrador, pues Arguedas fue bastante más que eso y su proyecto nacional más relevante incluyó el discurso literario, sí, pero articulado con su actividad etnológica. Arguedas, antes que nadie en el Perú, había comprendido lo que solo luego Antonio Cornejo Polar pudo esclarecer sobre el divorcio entre la escrituralidad y la oralidad en el mundo andino. Las posibilidades y mecanismos expresivos del discurso literario se encontraban también en el discurso musical, coreográfico y performático de las canciones y danzas andinas”, afirma.
Por tal motivo, al asumir la jefatura del Instituto de Estudios Etnológicos del Museo de la Cultura Peruana, Arguedas se empeñó en recolectar piezas musicales de distintos lugares del Perú, especialmente de tres provincias del sur: Apurímac, Cusco y Ayacucho. Entre 1960 y 1963, con la colaboración de Josafat Roel Pineda, Arguedas “registró una inmensa cantidad de grabaciones, la mayoría realizadas en Lima, a intérpretes andinos que habían extendido su carrera musical a la capital peruana” añade Rohmer.
“No exagero, por ello, si afirmo que el mayor acto celebratorio para la conmemoración del nacimiento de Arguedas es el trabajo de selección de las grabaciones realizadas o encomendadas por Arguedas entre 1960 y 1963. La dirección de este trabajo ha estado depositada en Pedro Roel Mendizábal y Soledad Mujica, quienes con la lúcida colaboración de José Antonio Lloréns, Leo Casas y Juan Javier Rivera ofrecen a la comunidad académica, y al público en general, un excelente trabajo de recuperación sonora y patrimonial acompañado de un estudio que permite al lector aproximarse con suficiencia al proyecto arguediano detrás de estas grabaciones”, agrega el especialista.
Ha sido una labor difícil, sobre todo por el deficiente estado de conservación de algunas de las cintas magnetofónicas en las que se encontraban los registros arguedianos. “La advertencia, sin embargo, trasciende el espectro puramente físico de los materiales y funciona a la vez como un eco de la crítica de Arguedas al lugar periférico que tenía el mundo andino al interior de la cultura oficial peruana a mediados del siglo XX”, dice Rohmer.
De otro lado, la biografía de un escritor también reviste gran interés, pues se considera que vida y obra son indisolubles. El libro “Arguedas, Perú infinito” de la socióloga Carmen María Pinilla Cisneros -publicado tras más de siete años de trabajo- aporta datos inéditos sobre la vida del autor de “El Sexto” y “Warma kuyay”, con más de ciento veinte fotografías sobre su infancia, adolescencia, viajes y labor cultural.
Esto es solo parte de lo que nos dejó el centenario de Arguedas. Se extrañó una edición seria de sus obras completas, dirigida al gran público, no solo para divulgar a este gigante de la cultura peruana sino también para contrarrestar la publicación de “resúmenes” plagados de erratas con que algunas pseudo editoriales han invadido el mercado, mutilando y “tijereteando” la obra de uno de los autores peruanos más universales.


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